Esta preparación la tenia programada con butifarra blanca y negra, pero, en un mercado de ciudad pequeña, no siempre se encuentra lo que se quiere. Empezando por la butifarra blanca, vamos a quedarnos con el nombre, pero esta butifarra esta realizada por una charcutería local, no está mal, pero hubiese preferido que hubiese sido de procedencia catalana como ha sido en otras ocasiones. La butifarra negra no ha sido posible encontrarla, así que he utilizado una morcilla de arroz.
Los níscalos utilizados son conservados.
Para oficiar el plato comenzamos sofriendo un par de dientes de ajo en un poco de aceite de oliva virgen extra. En el momento que el ajo empieza a ponerse rubio
añado los níscalos, salo al gusto y los voy salteando hasta que queden
en su punto o al menos al punto que al oficiante le guste. Reservamos al calor de la lumbre.
En recipiente a parte y con media cucharada de aceite de oliva virgen extra hacemos a fuego medio la morcilla y la butifarra. Hay que hacerlo lentamente para que el calor llegue bien al corazón de cada pieza y se nos haga bien, al final subimos el fuego para tostar ligeramente la superficie de la morcilla y butifarra.
Como final añadimos los níscalos y un poco de caldo de carne o simplemente agua para cocer todo el conjunto por unos minutos. Finalizado este tiempo emplatamos y servimos.
sábado, 5 de julio de 2008
Blanco y negro con Níscalos (Robellones) al ajillo
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