Esta es una preparación muy sencilla y a la vez deliciosa.
Hoy en día con el Anisakis hay que tener cuidado y es mejor congelar las anchoas antes de utilizarlas de un día para otro. Estas no las congelé y el resultado final no es tan vistoso porqué las he tenido que cocer más de lo necesario.
Los boquerones o bocartes una vez en la cocina les quitamos la cabeza y tripas.
En una cazuela y con 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, infusionamos un diente de ajo cortado en lamas y unos trozos de guindilla.
Una vez el aceite está bien aromatizado con el ajo y está picante por la guindilla,
Añadimos los lomos de los bocartes o boquerones y justo cuando se quedan blancos, sacamos del fuego y a la mesa.
Es decir justo cuando se pasa este punto y todos los bocartes están blancos, el aceite tiene que quedar transparente.
Debido a que las he tenido que cocer más del punto anterior, por si estuvieran infectadas con anisakis, ven que el aceite ha quedado algo blanquecino debido a la coagulación de los humores que han soltado los pececillos. No obstante estaban muy buenas.
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