Para llegar a buen fin con este preparado comenzaremos seleccionando unas cebollas pequeñas, que estén un poco achatadas y que sean lo más uniforme posible, en cuanto a su tamaño.
Una vez quitada la primera capa de la cebolla y de darle un corte transversal para que se asienten, las ponemos en un cazo con una cucharada de aceite. Ponemos el fuego suave y al principio lo controlamos para graduarlo de manera que las cebollas vayan sudando suavemente. Si el fuego lo hemos graduado bien y una vez tapada la cazuela, nos podemos olvidar ya que para que queden bien confitadas estarán de esta manera 3 o más horas, estas estuvieron cuatro y media y quedaron muy bien.
Conforme va pasando el tiempo, vemos que las cebollas han sudado lo suyo e incluso parece que hemos puesto agua en el cazo. Las cebollas van tomando color y se les puede dar la vuelta para que el color sea uniforme. Al final subiremos un poco el fuego, pero ya con vigilancia y dejaremos que se reduzca el liquido, este quedará gordito y dulce de sabor, esta salsita servirá para acompañar a las cebollitas.
Preparamos el relleno a base de chorizo y huevo bien picado, añadimos un poco de mahonesa y este será el relleno. Otros que se os ocurra a base de carne, jamón etc. son validos.
Para ir rellenando primero las tenemos que vaciar quitándoles las dos o tres capas interiores y sustituyéndolas con el relleno. Aquí las acomodé en una cazuela individual vitrificada de San Ignacio y antes de meterlas al horno para gratinar les puse queso parmesano rallado encima del relleno. Una vez el queso ha tomado color se sacan y se sirven calientes/tibias.
Como este preparado fue uno de varios que preparé para una pequeña celebración y al final todo viene a la vez y no saque fotografías finales, pero creo que os daréis perfectamente cuenta de como es el resultado final.
martes, 22 de abril de 2008
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