Las guindillas asadas y luego aliñadas quedan muy sabrosas, naturalmente tiene que gustar el picante.
El primer paso es frotarlas con un papel absorbente de cocina untado en un poco de aceite, luego ponerlas en una placa de horno, aquí sobre una hoja de silpat para que no me manche el horno. Las horneamos a 170º C. por 18/20 minutos.
Las sacamos del horno y las metemos en una bolsa de plástico para que durante su enfriamiento se vayan recociendo y sea más fácil luego quitarles la piel.
Una vez las guindillas templadas, las vamos desnudando de su piel y a la vez les quitamos las simientes. Las vamos poniendo en una fuente, las salamos ligeramente y aliñamos al gusto con aceite de oliva virgen extra y un buen vinagre. Quedan muy sabrosas, si hubiese alguna demasiado brava se puede paliar sus efectos tomando un poco de queso o algún otro producto lácteo.
Nota:
Cuando metes a la boca una guindilla que puedes terminar con una jarra o mas de agua y el “fuego” que tienes en la boca no cesa, lo mejor para remediar y aplacar el ardor es un vaso de leche, un yogourt o un helado.
El motivo es que la capsicina, responsable del ardor de los chiles, no es soluble en agua, pero sí en los productos lácteos, de hecho la leche contiene caseína, sustancia que neutraliza la capsicina
Si queréis que un pimiento picante os arda menos en la boca, quitarle los nervios blancos interiores donde van las semillas, es lo mas picante del pimiento.
viernes, 16 de febrero de 2007
Guindillas asadas y aliñadas con aceite y vinagre
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