Normalmente estamos acostumbrados a rellenar calabacines con carne y luego rematarlos con una salsa española. Estos dos ejemplares en esta ocasión los voy a rellenar con langostinos y palitos de cangrejo. En realidad estos palitos se denominan kanikama y fueron desarrollados en Japón hace casi mil años, aunque en forma industrial no aparecieron hasta 1960. Estos bastones están conformados en casi el 75% del producto por fletán y en diferentes proporciones harinas, almidones, clara de huevo, en algunos caso lleva leche tambien. El color rojo de la superficie se lo da el pimentón o algún colorante E y cuando son anaranjados el colorante E-102.
Los calabacines los corto por el pedúnculo, sacando un corte con la puntilla que sea cónico, para luego de rellenos, poder sellarlos. El vaciado se hace con este moldeador de hortalizas
dejando las paredes de los calabacines lo más finas posibles, pero sin que pierdan consistencia. Reservamos.
Comenzamos haciendo un roux, con mantequilla y harina, cocemos bien la harina en la mantequilla para que luego la bechamel no nos sepa a harina. Si queremos que la bechamel salga de color tostado entonces el roux deberá tomar este color a b ase de que se tueste en la sartén.
Una vez el roux en su punto añadimos leche y revolvemos bien con un batidor para que no se nos formen grumos. Para este caso la bechamel no interesa este muy espesa.
Ya la bechamel en su punto le añadimos un trozo de paté de foie, ya sabéis como con todos los ingredientes, cuanto mejor sea la calidad, mejores serán los resultados. Se revuelve bien hasta que el paté se disuelva. Una vez el paté disuelto, reservamos unas cucharadas para añadir el relleno.
Al resto de la bechamel le añadimos un poco de salsa de tomate hasta que tome el color y sabor que nos guste. Reservamos.
Para el relleno comenzamos sofriendo media cebolla, cuando esta se halla puesto transparente, es decir medio pochada,
añadimos la pulpa de los calabacines y cocemos hasta que pierda casi todo el agua del calabacín que suele ser abundante. Salpimentamos al gusto.
Mientras troceamos los langostinos y palitos de cangrejo.
Una vez cebolla y calabacín en su punto, es decir con poco liquido, añadimos el "Marisco"
y las cucharadas de bechamel reservadas. Revolvemos bien y secamos más, si hiciera falta, con esta mezcolanza rellenaremos los calabacines.
Una vez rellenos los calabacines, les ponemos los "tapones" y los acomodamos en una fuente de horno
a la que le pondremos toda la bechamel. En el horno estarán hasta que un palillo entre con suavidad a través de la piel. Durante el proceso de horneado les daremos la vuelta.
Aspecto de los calabacines una vez horneados y listos para ser emplatados o pasados a una fuente de servicio. Por supuesto se pueden sacar a la mesa en la misma fuente de horno.
martes, 1 de septiembre de 2009
Calabacín relleno de marisco y salsa bechamel al tomate con paté de foie
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